Aunque su
significado religioso ha ido cambiando a lo largo de su historia, en la Edad Media se
refería a un establecimiento
monástico, generalmente poco importante, que estaba bajo la dependencia
de una abadía.
Los monjes estaban destinados allí provisionalmente por la casa madre y se
encargaban de gestionar y enviar las rentas a su abadía. A su vez, los
prioratos disponían de iglesias que eran construidas y mantenidas por la abadía
madre.
No obstante,
cuando un priorato alcanzaba una cierta autonomía, tanto de
personal (por el número de monjes y novicios), como económico, el priorato podía
ser elevado a abadía. La iglesia se hacía entonces iglesia abacial y en lugar
de un prior,
la comunidad de monjes nombraba
un abad.
En la Edad Media,
los habitantes de la comarca, de un priorato, debían pagar impuestos a éstos,
por instalar un hogar para la familia, los tenderos en los días de feria
también debían pagar un arancel y
los habitantes tenían prohibido tener un molino propio por lo que debían usar
el molino del priorato y también pagar impuestos.
La ley les obligaba a esto y podían ser penados desde una multa económica
hasta la horca.
El número de
monjes de un priorato era muy variable según la época y los
lugares donde se establecieron, desde un único monje que desempeñaba las
funciones de vicario o
representante del prior, hasta una verdadera comunidad monástica importante
que, con rango de abadía, podía a su vez disponer de otros prioratos
dependientes.
De esta manera,
un priorato es una casa de hombres o mujeres que han hecho
votos religiosos, liderados por un prior o
priora.
https://es.wikipedia.org/wiki/Priorato_(religi%C3%B3n)
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